En la frontera de Hidalgo con Querétaro se encuentra el municipio de Tecozautla,
conocido por sus buenas cosechas de nopal, guayaba y aguacate. Con una
tranquila vida rural poco llega a saberse de este Ayuntamiento a menos
que sucesos extraordinarios como en que relata esta leyenda sucedan.
Cuenta
la gente del lugar que a nadie le gusta salir por las noches, ya que de
camino a Zimapán es inevitable encontrarse con dos peñas entre las que
hay un pequeño llano, un lugar marcado por los seres malignos. Pues en punto de la media noche, se escuchan los funestos quejidos de un hombre que pareciera estar agonizando.
Se
dice que esta historia fue verificada, por un par de compadres que un
día transitaban por aquel lugar. Esa noche escucharon algo, movidos por
la curiosidad, los compadres se dirigieron al lugar de donde venían los
gritos pero conforme pasaban los segundos su sentir se volvió en terror
pues lo que oían eran quejidos de alguien que sufría un dolor
insoportable.
Al llegar hasta el
llano se encontraron con una escena sorprendente y aterradora, un hombre
se columpiaba en una cuerda que estaba sostenida de la punta de las dos
peñas, su rostro era tan pálido como si la poca piel que tenía en él se
hubiese fundido con el hueso y no dejaba de gritar. Provocó en las
personas un terrible miedo que los heló hasta los huesos y erizó sus cabellos.
Paralizados
no daban crédito a lo que sucedía, de pronto una luz rojiza e intensa
rodeo al hombre que se mantenía columpiándose, prendiéndolo en llamas entre las cuales se distinguía un ser que abrazaba al desdichado, hasta que se volvió cenizas.
Mudos
ante el hecho, con los dientes apretados, y los cabellos de punta
salieron despavoridos de aquel lugar, pero cuando lo hicieron fueron
sorprendidos por la muerte por haber presenciado un encuentro con el Diablo al que no los habían invitado.
Dicen
que aquel hombre que se mecía en el llano era un hacendado de la región
que un día vendió su alma al Diablo por riquezas y que esa noche el
mismo Diablo vino por su alma que durante mucho tiempo anduvo en pena en
el mundo de los vivos. Desde aquel día los lugareños llaman al lugar «El columpio del Diablo».